LAS MEDICIONES DEL SEPRONA EN LAS VIVIENDAS FUERON CLAVES PARA EL CIERRE CAUTELAR DE OCHO LOCALES.

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El juzgado llama a declarar a la Guardia Civil en el ‘caso Madrila’

El instructor del informe que sirvió para cerrar los bares tendrá que ratificarse en mayo.

 

 Machiavello y Down, dos de los ocho locales cerrados por orden de la Audiencia en La Madrila. - Foto:RUFINO VIVAS

 

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El juez cita a declarar a la Guardia Civil en el caso de La Madrila. El próximo 16 de mayo el instructor del informe que realizó el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Benemérita –clave para que la Audiencia Provincial decretase el cierre cautelar de los ocho bares– tendrá que ratificarlo o no ante la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 6 de Cáceres.

Para ese mismo día también han sido llamados a declarar tres de los vecinos que se querellaron contra los establecimientos y que aparecen incluidos en la querella admitida a trámite de Cacereños Contra el Ruido. Los abogados de los locales afectados habían solicitado al juez que se les tomara declaración.

En una providencia, dictada con fecha del pasado día 16, la magistrado-juez María Ascensión Vivas da luz verde a esta petición para que los tres vecinos de La Madrila «ratifiquen o no la querella interpuesta» por Cacereños Contra el Ruido y en la que ellos aparecen incluidos como denunciantes.

Para un cuarto residente, a quien también se había solicitado que compareciera con el mismo objetivo, la titular del juzgado precisa que «se acredite de quién» se trata y de si la declaración «se solicita como testigo o querellante». Este juzgado dictó otra providencia el día 13 en la que ordenaba que se comprueben los niveles de aislamiento acústico de los bares para determinar si cumplen la normativa.

Estas mediciones, a diferencia de las que realizó en el 2009 el Seprona, tendrá que realizarlas la sección correspondiente de la Junta de Extremadura que tenga atribuida esta competencia, junto con Gestión y Control de Ruido en Extremadura, empresa de mediciones acústicas.

CONTENIDO Según reseñó la Audiencia Provincial en el auto del pasado 12 de marzo por el que se decretaba el cierre de los bares, el informe del Seprona que tendrá que ratificar su instructor «acredita que los ruidos y molestias sufridos y soportados en las viviendas de vecinos de La Madrila eran excesivos, además de sobrepasar con mucho el nivel legalmente autorizado».

Las mediciones se llevaron a cabo entre el 22 de noviembre y el 15 de diciembre del 2009 en visitas a los pisos de los vecinos. El informe del Seprona incluye además unos croquis que sitúan la vivienda en la calle que ocupa, así como la ubicación de los locales cerrados. El auto deja claro que «una lectura de esos croquis hace ver que los ruidos de esas viviendas proceden de esos locales y de la proximidad de los mismos, sin dejar de lado que algunos de ellos ocupan los bajos de los edificios en los que los denunciantes tienen» sus pisos.

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/juzgado-llama-declarar-guardia-civil-caso-madrila_650245.html

Encomendados al ruido rosa.

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Encomendados al ruido rosa

El sonómetro captó el nivel de decibelios en la pista de baile y en las habitaciones de matrimonio de los vecinos
Ayer tarde, el ruido volvió a cuatro locales de ocio de la plaza de Albatros. Pero no era música dentro de los bares ni gente hablando a las puertas mientras fuma un cigarro o toma el fresco. Ayer tarde, la Madrila descubrió el ruido rosa.
Ese concepto es la clave del asunto que ayer, a la hora taurina, reunió a una docena de personas en el epicentro del epicentro de la movida nocturna cacereña. El ruido rosa es lo que sale por los altavoces de un bar o una discoteca cuando en ella se hace una prueba de ruidos como la que ayer se realizó en cuatro establecimientos: Barroco, Latinos, Pasadena y Shutdown.
A las cinco y cinco de la tarde, José Gil, ingeniero técnico industrial, entró con su trípode y su sonómetro y los colocó en el centro del Latinos. No por capricho, sino porque se supone que ese es el lugar en el que el nivel de decibelios es más alto, al confluir el sonido procedente de los cuatro bafles. En el puesto del pinchadiscos, un técnico de la empresa Gestión y Control de Ruidos de Extremadura, con sede en Villanueva de la Serena, colocó un cedé y le dio al ‘play’. «A los que estáis aquí dentro -previno José Gil-, os aviso de que aquí va a haber ahora un mucho ruido».
La clave de los 96 decibelios
En concreto, 96 decibelios de ruido rosa. O lo que es lo mismo, 96 decibelios de un sonido indefinible, que no se parece a nada conocido, si acaso a algo así como un murmullo multiplicado por infinito. Efectivamente, el ruido rosa a 96 decibelios despierta un rotundo deseo de abandonar el bar incluso al más animoso. Una vez fuera, con la puerta cerrada, hay que acercar el oído para percibir que ahí dentro suena algo. Al menos en el caso del Latinos.
Según los técnicos, el ruido rosa es la fuente sonora habitual en este tipo de mediciones. Según Emiliano, que lleva 22 años yéndose a Garrovillas cada fin de semana, a la casa que le han dejado sus suegros, eso no vale para nada. Él vive en un piso primero, encima de siete establecimientos abiertos por la noche: Machiavelo, Pans and Company, Shutdown, Faunos, Dipa’s, Sugar y Manchester. «¿Y cuándo ponen la música?», preguntaba Emiliano mientras el ruido rosa sonaba en el Faunos. «No van a ponerla, la prueba se hace con ese sonido», se le aclaraba. «¡Ah! No no -reacciona al instante-. Que pongan el ‘pum pum’, alguna canción de esas que yo ya me he aprendido».
Según la explicación técnica, con música en lugar de ruido rosa es altamente improbable que el sonómetro recogiese una cantidad ni siquiera cercana a los 96 decibelios, que tampoco se pusieron ayer por capricho. La norma establece un nivel mínimo al que hay que hacer la simulación. Esa cifra depende de la licencia que tenga el establecimiento, y son 95 decibelios para los pubs y bares con música y 105 en las salas de fiesta y discotecas. «Con la música a 95 -explica uno de los técnicos-, los altavoces empezarían a rajarse».
Con el ruido saliendo por los altavoces del local, José Gil subió a un piso del primer piso y a otro del séptimo y colocó el sonómetro. También lo hizo con el equipo de música apagado, para poder diferenciar entre el ruido que llega a la vivienda cuando hay movida nocturna y el que se percibe durante el resto del día. Repitió la operación en los otros locales y sus viviendas colindantes, como marca la norma.
En el caso del Latinos, el acta levantada ayer por el técnico contratado por los dueños de ese bar y otros dos -cada uno de ellos pagará casi mil euros por la prueba- reflejó los datos que se detallan a continuación.
Sin ruido procedente del local, en el primer piso se registran entre 22,1 y 23,8 decibelios en la habitación de matrimonio y de 21,8 a 22,9 en el baño principal. Con el aparato de música del Latinos a 96 decibelios, al dormitorio llegan entre 26,9 y 27,7, y al aseo, de 26,3 a 26,6. En el caso del séptimo piso -uno de los denunciantes- entre 19,9 y 20,8 en la habitación de matrimonio cuando sin ruido rosa, y de 20,4 a 21,7 con él.
Cuando el Seprona midió en este piso, entre noviembre y diciembre del año 2009 -por entonces, alguno de los locales ahora cerrados no estaba insonorizado y ahora sí-, con puertas y ventanas cerradas, los niveles registrados fueron tres veces mayores. En concreto, entre 75,5 y 79 decibelios en la terraza y entre 54,5 y 57,8 en el dormitorio (teniendo en cuenta ya el ruido de fondo y aplicando los factores correctores oportunos). En ese mismo informe de la Guardia Civil se especifica que «según se desprende de la denuncia presentada, el foco emisor emana principalmente de la concentración de personas en la vía pública».
Si entre la amplia legislación en materia de ruidos que hay, se elige la ordenanza municipal, hay que advertir que el tope de decibelios que puede llegar al dormitorio de una casa en horario de noche (de 23 a 7 horas) es de 25 decibelios. Sin embargo, uno de los abogados de los locales de ocio apuntaba ayer que el tope son 30.
Tanto Ángel Luis Aparicio, que defiende los intereses de Barroco y Pasadena, como Fernando Rodríguez, letrado de Latinos y Shutdown, estuvieron ayer presentes mientras la empresa contratada por sus defendidos realizaba las pruebas previamente autorizadas por la jueza del número seis. También acudió el arquitecto Antonio Ibarra, contratado por la Asociación Cacereños contra el Ruido, a la que los locales invitaron a participar en las pruebas. El cometido de Ibarra fue examinar cómo se realizaban las mediciones.
Hoy o mañana, el ingeniero técnico industrial José Gil firmará un informe visado por el Colegio Oficial, que la defensa de los propietarios de estos cuatro locales utilizará como argumento para su tesis de que los equipos de música de esos establecimientos no emiten más decibelios de los que permite la ley.
Los otros cuatro negocios cerrados de forma cautelar esperarán a las mediciones de los técnicos de la Junta de Extremadura. Ellos volverán a colocar el sonómetro en los locales de La Madrila. Queda por despejar la incógnita de si también pondrán el ruido rosa.

Mediciones en La Madrila

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REALIZADAS POR LOS ESTABLECIMIENTOS, ANTE LA TARDANZA DE LAS DE LA JUNTA, CON AUTORIZACIÓN DEL JUZGADO.

Las primeras mediciones arrojan que 4 locales cumplen la norma

Su emisión de ruidos a las viviendas no llega a 30 decibelios, que es el máximo permitido. Los vecinos opinan que las mediciones deberían hacerse con música y público

  •  Técnicos de la empresa contratada por los locales para hacer las mediciones abren las puertas de Latinos. - Foto:KIKE IGLESIAS
    Técnicos de la empresa contratada por los locales para hacer las mediciones abren las puertas de Latinos. – Foto:KIKE IGLESIAS
Cuatro de los ocho locales de la Madrila que se encuentran cerrados desde el 12 de marzo, en concreto Latinos, Down, Pasadena y Barroco, cumplen la normativa en materia de emisión de ruido. Es el resultado provisional, pendiente del informe técnico definitivo, que arrojaron las mediciones que ayer por la tarde se realizaron en ellos, y según las cuales su emisión de ruidos a las viviendas no sobrepasa los 30 decibelios, que es el máximo permitido por la ley.

Esta establece que se ha de emitir a un mínimo de 95 decibelios, «y en este caso se ha emitido en los locales a más de 96», y que la emisión a las viviendas no puede superar los 30, «y en todos los casos ha estado por debajo, incluso muy por debajo en algunos», señalaron a este diario los abogados de estos locales, Fernando Rodríguez y Angel Luis Aparicio.

Pero la satisfacción de estos no la compartían los vecinos que se habían dado cita en la plaza de Albatros para seguir las mediciones, «pues no es lo mismo medir el ruido rosa, que es lo que se está haciendo, a hacer la medición con la música a todo volumen y el local lleno de gente», indicaban.

LO ESTABLECIDO Pero las mediciones, que habían solicitado hacer los locales ante la tardanza de la Junta en realizar las ordenadas con caracter urgente por la juez, y que esta les autorizó, se hicieron «tal y como establece la ley». En cada local se emitió ruido superior a 96 decibelios y después se procedió a medir su emisión en las viviendas colindantes o las primeras más próximas, así como en las que en su día realizó mediciones el Seprona o sus propietarios figuran como denunciantes.

Las realizaron técnicos de la empresa Gestión y Control del Ruido de Extremadura, de Villanueva de la Serena, en Latinos, Barroco y Down –en los dos primeros se hicieron mediciones en el primer piso del bloque donde se encuentran, como más próximo, y en el séptimo, por ser denunciante y donde las realizó el Seprona; y en el primer piso del bloque, más próximo y también donde las hizo el Seprona, en el caso de la Down–. Y por la empresa Silentia, de Mérida, se realizaron en Pasadena, en este caso mediciones en los dos pisos colindantes y el 2º E.

Y en todos ellos fueron supervisadas las mediciones por un técnico representante de la Asociación Cacereños contra el Ruido, cuya denuncia motivó esta causa judicial.

Ahora habrá que esperar a que los técnicos elaboren el informe definitivo, que tras ser visado por el Colegio de Ingenieros Técnicos se entregará en el Juzgado. No obstante, los abogados de estos cuatro locales ya han anunciado que, ante el resultado de las mediciones, pedirán de nuevo el levantamiento de la medida cautelar de cierre.

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