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Vídeo grabado para Canal Extremadura para su programa X LA TARDE.
https://www.youtube.com/channel/UCxlf_zN2dLmP4dqn9pbJpgQ
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Llegó el día. De una vez por todas, el Ayuntamiento de Barcelona ha tomado cartas en el asunto de la música en vivo, como EL PERIÓDICO avanzó que haría, y su decisión es la siguiente: a partir de abril, todos los locales con licencia de bar, restaurante o cafetería podrán organizar conciertos de música amplificada. Se zanja así una problemática enquistada durante décadas que tenía el tejido de la música en vivo en pequeños locales acongojado o directamente rendido ante los laberintos burocráticos y la aleatoria presión policial.
El cambio de legislación implica que programar música en vivo amplificada ya no es práctica exclusiva de bares musicales, discotecas y salas de conciertos. Y será así en virtud de una circular impulsada desde el Institut de Cultura de Barcelona y coordinada de forma transversal con distintos departamentos del ayuntamiento: el de licencias, el de urbanismo, la Guardia Urbana y los distintos distritos. La circular está en proceso de redacción y se presentará a final de este mes. Y al no ser una normativa nueva, sino una adaptación, no pasará por plenario y se hará efectiva de inmediato.
El teniente de alcalde Jaume Asens ha especificado hoy en rueda de prensa que con esta circular «se saca de la clandestinidad» a decenas de locales que programaban música. La comisionada de cultura Berta Sureda ha empleado la expresión «sacarlos del ámbito policial». Y Gala Pin, concejala del distrito de Ciutat Vella,ha hablado de «garantizar el derecho a la cultura» y de «fomentar la cultura de base». Sí, el anuncio de la circular se ha hecho a lo grande, con el nerviosismo de quienes no tienen claro del todo lo que aún falta por avanzar en este terreno, pero con la determinación de que no debe haber vuelta atrás en este asunto. Y de que cuanto antes se aplique, mejor.
Dicho de forma más práctica: quien tenga de licencia de bar, restaurante o cafetería y hasta ahora programaba actuaciones con más miedo que otra cosa, que deje de tenerlo. Y quien tenga alguna licencia de estas y quiera ofrecer a sus clientes conciertos amplificadas, que sepa que ni siquiera necesita informar al ayuntamiento. La adaptación de la normativa le permitirá hacerlo de forma automática y totalmente legal, siempre que cumpla los requisitos del volumen.
Para no afectar al vecindario, la música no podrá sonar en el dormitorio del piso vecino a más de 30 decibelios, antes de las once de la noche, y de 25 a partir de las once. En caso de no haber vecinos en el edificio contiguo, el máximo será 45 decibelios antes de las once y 40 después.
El cambio de estrategia pretende convertir Barcelona en una ciudad como Londres, Sao Paulo, Amsterdam, Bogotá o París, donde no es extraño cuando sales a tomar algo a un bar descubrir a un grupo musical tocando. No tenía sentido que Barcelona, tan orgullosa de tener algunos de los festivales más importantes de Europa, bloquease toda propuesta de flexibilizar la normativa sobre música en vivo en pequeños locales, precisamente en los que se forjan y foguean las nuevas bandas. Ahora, como mínimo, intentarlo ya no será delito, ya no será una peligrosa aventura, ya no será algo que esconder. Aunque tal vez siga siendo un riesgo económico.
La segunda medida que afecta directamente a la música en vivo es una línea de subvenciones de 400.000 euros especialmente pensada para los pequeños locales; ya sea para su insonorización, para instalar registradores de sonido (el aparato que mide si se rebasan los 105 decibelios marcados por ley) o para acometer obras para cumplir la normativa de seguridad. En el 2015, las subvenciones en este campo eran de 75.000 euros. Las bases para acogerse a estas subvenciones se presentarán antes de verano.
Aun así, cabe recordar que las denuncias que han recibido los bares en esta ciudad por el volumen de los conciertos son contadísimas. Las quejas vecinales suelen ser más por el ruido de la gente en la calle. Por eso también se creará una mesa de mediación que haga un seguimiento y solvente los problemas que puedan surgir. Como medida preventiva, la circular marca que en zonas de especial saturación de locales musicales (zonas que se están delimitando, pero que solo existen en Sants, Gràcia, Ciutat Vella y Eixample), los conciertos tendrán que acabar a las once.
Se trata, en definitiva, de reconocer una actividad que ya se estaba practicando, pero resaltando su valor cultural y social. Ahora no solo se pretende dar cobertura legal a locales que, a menudo, han vivido en la marginalidad, sino también apoyarlos económicamente; visibilizar y reivindicar su labor. Asens lo ha resumido así: «Lo que se veía como un problema», refiriéndose a la música en vivo en pequeños locales, «debe ser visto como una virtud y como un programa».
La Policía Local de Almería, en cumplimiento de lo acordado en la última reunión de la Mesa del Ruido, celebrada el pasado 24 de febrero, ha llevado a cabo desde el pasado jueves y hasta el sábado distintas intervenciones en el centro de la ciudad para garantizar el cumplimiento de las ordenanzas municipales en materia de contaminación acústica, instalación de terrazas, botellón o salud pública que se ha saldado con cerca de medio centenar de denuncias.
«Esta campaña, que continuará en los próximos fines de semana, ha consistido en el establecimiento de controles aleatorios en aquellas zonas del centro y Casco Histórico donde más quejas vecinales se han venido registrando», según explica la concejala de Seguridad, María Vázquez, quien ha señalado que el objetivo que se pretende es «sensibilizar sobre la necesidad de compatibilizar el derecho al ocio con el derecho al descanso para que Almería sea una ciudad sin ruidos molestos y acústicamente saludable».
El resultado de la misma en estos primeros días ha supuesto que se hayan practicado, entre otras, «una veintena de denuncias por botellón, siete por orinar en la vía pública, cuatro por infracción a la ordenanza sobre la instalación y uso de terrazas y otras tantas por permitir sacar bebidas al exterior, así como alrededor de veinte identificaciones».
La Mesa del Ruido es un espacio de encuentro del que forman parte el Ayuntamiento de Almería, a través de diferentes áreas, grupos políticos, representantes de colectivos vecinales, asociaciones y colegios profesionales, con las que se trata de poner en concordancia y compatibilizar los intereses de la ciudad, de la actividad comercial y de los hosteleros con el derecho al descanso de los vecinos. Vázquez ha realizado un llamamiento a todos los sectores implicados para que, «desde el rigor y la responsabilidad, pero también desde una postura conciliadora y de consenso, abordar una solución a los problemas que surgen en esta materia, conciliando el derecho de sectores como el empresarial y el hostelero, que suponen un valor añadido desde el punto de vista turístico y comercial».